Un estudio de la Asociación Internacional para la Evaluación de Logro Educativo (IEA) en relación a su Estudio Internacional de Educación Cívica y Ciudadana (ICCS 2016), el cual buscaba otorgar información sobre las actitudes y la confianza de estudiantes de octavo básico (13- 14 años) hacia el gobierno y sus instituciones, indicó que la mayoría de sus estudiantes estaría de acuerdo con un gobierno dictatorial si este trae orden y seguridad (promedio de 69%) o beneficios económicos (promedio del 65%).
Bajo dicho contexto, ha vuelto a emerger con fuerza el debate respecto al lugar que las sociedades actuales y sobre todo los estudiantes, le conceden a los valores democráticos y a los derechos humanos. Es en este punto que surge la necesidad de rescatar ciertos elementos que nos hagan valorar la democracia, y establecerla como una forma de bienestar en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Asimismo, el valor de la democracia radica en su ejercicio pleno por parte de la ciudadanía, no solo en los procesos electorales, sino también en la construcción de la vida cotidiana, que permite el desarrollo de lo público, dejando de lado nuestras individualidades y necesidades particulares.
Según diversas investigaciones, existe un segmento de jóvenes que ha evitado y rechazado los temas políticos durante su adolescencia, que no se interesan ni se mantienen informados, que han desconfiado de las instituciones y que se sienten sin voz política tanto en la sociedad como dentro de sus hogares. Es este grupo de jóvenes el que más fácil y persistentemente podrá ser atraído y sentirse identificado con discursos y propuestas populistas (Seminario “Jóvenes y aprendizaje de la ciudadanía democrática”, agosto 2018, UDP).
De lo anterior se desprende, por tanto, que el fortalecimiento de la democracia tiene estrecha relación con la capacidad de sus ciudadanos de confiar, mantenerse informados y poseer conocimientos sobre la democracia y sus instituciones que les permita en un futuro cercano comprometerse con los denominados valores democráticos.
Es en este contexto en el que los establecimientos educacionales y la formación ciudadana surgen como agencias de socialización política clave, ya que constituyen un primer paso para que niños, niñas y jóvenes se acerquen de una manera certera a conocimientos, habilidades y valores básicos de formación ciudadana.
Según lo planteado por los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se debe ir más allá del aprendizaje efectivo –adquisición de competencias básicas y habilidades profesionales –, y poner énfasis en el aprendizaje relevante para la ciudadanía en un mundo cada vez mas plural, interdependiente e interconectado.
Por otra parte, es importante que quienes viven en democracia siempre la defiendan, y se tome conciencia del privilegio que implica vivir bajo un sistema democrático en un mundo donde un porcentaje no menor vive en regímenes autocráticos, que limitan la calidad de vida, su libertad de expresión y otros derechos fundamentales.
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