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Educación cívica y formación ciudadana en los colegio. En un año electoral.

1. En un año electoral, las discusiones políticas pueden volverse polarizadas. ¿Cómo pueden los colegios fomentar el diálogo respetuoso y la tolerancia entre los estudiantes sin caer en la confrontación?

Las escuelas tienen la oportunidad de convertirse en espacios de socialización democrática, promoviendo el diálogo respetuoso y el pensamiento crítico. Para ello, pueden utilizar tanto espacios curriculares, dentro del aula, como instancias extracurriculares, como foros, debates y espacios informativos sobre temas de interés público. La Ley 20.911, que establece la obligación de contar con Planes de Formación Ciudadana, es una herramienta clave para estructurar y agrupar estas iniciativas.

Además, los colegios pueden implementar metodologías participativas como el análisis de propuestas electorales, simulaciones de debates y resolución pacífica de conflictos, permitiendo que los estudiantes conozcan distintas posturas, argumenten con fundamento y aprendan a reconocer tanto acuerdos como disensos. Los estudios internacionales ha evidenciado que estudiantes expuestos a experiencias de deliberación democrática en la escuela desarrollan una mayor tolerancia y compromiso cívico, lo que contribuye a una convivencia más sana, incluso en contextos de alta polarización.




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2. ¿Qué estrategias concretas pueden aplicar los docentes para incentivar el pensamiento crítico y la participación informada de los estudiantes en temas cívicos, sin influir en sus posturas personales?

Una estrategia clave es asegurar que los Planes de Formación Ciudadana sean actualizados y contextualizados en cada comunidad educativa, fomentando la participación de estudiantes y docentes en su diseño. A nivel curricular, en los últimos años Chile ha avanzado en la inclusión de contenidos cívicos y valores ciudadanos en diversas asignaturas, promoviendo el desarrollo de competencias más allá del conocimiento teórico.

Los docentes pueden aplicar metodologías como el debate argumentado, el análisis de fuentes diversas (especialmente en redes sociales), los juegos de rol y las simulaciones de procesos democráticos. Estas estrategias permiten que los estudiantes experimenten la ciudadanía de manera activa, reforzando su autonomía en la construcción de opiniones informadas. Según estudios internacionales (ICCS - Estudio Internacional para la Educación Cívica y Ciudadana), la educación que combina conocimiento cívico con experiencias prácticas genera estudiantes más participativos, con mayor disposición a involucrarse en asuntos públicos y a ejercer una ciudadanía activa y responsable.

Por último, un factor clave a considerar en estas estrategias es la diversidad de niveles educativos. Tanto los estudios como nuestra experiencia trabajando desde la educación inicial hasta la enseñanza media destacan la importancia de reconocer los contextos familiares y comunitarios que influyen en cada comunidad escolar. Comprender estas realidades permite diseñar estrategias más efectivas y contextualizadas, asegurando que la formación ciudadana responda a las necesidades y experiencias de los estudiantes, fortaleciendo así su sentido de pertenencia y compromiso cívico.




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3. En su experiencia, ¿qué impacto tiene la educación cívica temprana en la construcción de una ciudadanía más participativa y tolerante, especialmente en contextos de alta polarización política?

La educación cívica temprana es fundamental para la construcción de sociedades más democráticas, tolerantes y participativas. Estudios como el ICCS (Estudio Internacional para la Educación Cívica y Ciudadana) han demostrado que la exposición temprana a experiencias de ciudadanía activa incrementa el compromiso cívico y la disposición a participar en procesos democráticos. En un contexto de creciente polarización política, la educación cívica escolar no solo aporta conocimientos sobre instituciones y derechos, sino que también enseña a los estudiantes a escuchar distintas posturas, argumentar con respeto y resolver conflictos de manera pacífica.

En Chile, la Ley 20.911 ofrece una base estructural para fortalecer esta formación, pero su efectividad depende de cómo se implemente en cada comunidad escolar. Si los colegios logran transformar la educación cívica en una experiencia vivida y participativa, podrán contribuir significativamente a la formación de una ciudadanía más crítica, informada y comprometida con la democracia.

Para finalizar, es importante recordar que el Indicador de Calidad de Participación y Formación Ciudadana en la medición SIMCE refleja la importancia de generar oportunidades reales para el desarrollo de competencias ciudadanas en las escuelas. Una mayor participación suele estar vinculada a una mejor convivencia escolar y calidad de relaciones comunitarias, lo que fortalece el sentido de pertenencia y compromiso de los estudiantes. Si bien la formación ciudadana no se limita a la convivencia, ambas se complementan al entenderla como una experiencia vivida y participativa. Promover espacios de diálogo, colaboración y resolución pacífica de conflictos contribuye a construir comunidades escolares más democráticas e inclusivas.


Sobre estudios internacionales sobre Formación Ciudadana: https://www.iea.nl/studies/iea/iccs

Sobre resultados IDPS SIMCE 2024: https://www.agenciaeducacion.cl/simce/


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